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Héroes de América

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Actualizado: 29-09-2016
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Fuente: http://www.elcolombiano.com/heroes-de-america-FE996052

Columnista: Humberto Montero

En la espléndida Plaza de Colón de Madrid se erige desde hace unas semanas la estatua de uno de los grandes héroes españoles. Se trata del insigne marino vasco Blas de Lezo, el más grande almirante que dio el Imperio. Por culpa de la leyenda negra de la conquista, que ha convertido a varias generaciones en auténticos iletrados de la historia de América Latina a este lado del Atlántico, la heroica memoria del llamado «Patapalo» o «Mediohombre» –por las muchas heridas y amputaciones que sufrió en sus muchos años repartiendo estopa a los piratas moros, holandeses y, especialmente, ingleses– había quedado enterrada en el olvido.

Gracias a la ignorancia de muchos y en virtud de la absurda corrección política, Blas de Lezo contaba con una estatua en Cartagena de Indias, frente al castillo de San Felipe, pero ninguna distinción relevante en España. Con orgullo y agradecimiento por salvar la plaza caribeña del saqueo de los ingleses, Colombia se adelantaba a la patria de quien murió, precisamente, entre los muros de la bella ciudad colonial. Y es que su gesta no era para menos. En los inicios del declive del Imperio español, que acababa de perder buena parte de sus territorios europeos (incluida parte de los Países Bajos, que comprendían las actuales Bélgica y Holanda, y el Reino de Nápoles, la mitad sur de la actual Italia), los buques ingleses de Vernon asediaban Cartagena de Indias. Su pretexto era el apresamiento de un barco corsario comandado por el pirata Robert Jenkins en La Florida, al que el capitán Juan León Fandiño mandó con una oreja en la mano de vuelta a Londres con el siguiente mensaje: «Dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve». La «guerra de la oreja de Jenkins» movilizó a la mayor flota de la historia por entonces, lo que sitúa el asedio de Cartagena como la segunda acción naval más grande tras el desembarco de Normandía. El desequilibrio de fuerzas era mayúsculo. Los ingleses contaban con 186 navíos (60 más que la Armada Invencible) y casi 25.000 hombres. De Lezo solo disponía de 6 navíos y 2.800 hombres. Eso sí, tenía la experiencia de 22 batallas. Tan seguros estaban de la victoria de Vernon en Inglaterra que ya habían acuñado monedas conmemorativas antes de iniciarse los cañonazos. Sin embargo, Vernon sufrió la más humillante derrota de la Marina inglesa y hasta el rey Jorge II prohibió hablar de ella y censuró cualquier crónica histórica. La victoria no solo aseguró Cartagena, sino la prolongación de la supremacía naval española hasta principios del siglo XIX.

La misma ignorancia niega el reconocimiento a Bernado de Gálvez, sin cuya brillante estrategia en el Misisipi, sumada al valor de las tropas españolas, las trece colonias no se hubieran independizado de Inglaterra para constituir luego los Estados Unidos. O a Álvar Núnez Cabeza de Vaca, que exploró con dos «amiguetes» Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana, Texas, Nuevo México y Arizona y anexionó el norte de México y California al Imperio español, entre otras gestas.

Todos ellos hombres cuyo arrojo no tiene duda. Como el de Hernán Cortés que, con 508 hombres conquistó Tenochtitlán, una ciudad de 250.000 habitantes. O el de Francisco Pizarro, que con 177 hombres tomó Cajamarca, capital del Imperio Inca, contra 40.000 enemigos, o el de Jiménez de Quesada, que conquistó Nueva Granada con menos de 700 soldados, y el de Pedro de Valdivia, que comenzó la ocupación de Chile con 12 hombres y la terminó con 150.

El anuncio de que el director y productor Martin Scorsese y el actor de origen puertorriqueño y pasaporte español Benicio del Toro preparan una serie sobre la figura de Hernán Cortés para el canal HBO es una gran noticia para la historia de España y de América. Los excesos de estos héroes no pueden ocultar más tiempo su hidalguía. Son héroes de España pero también de América.

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