Tras la conquista del Perú los españoles trataron de mantener las antiguas estructuras incaicas para no producir un cambio demasiado brusco y así poder ser gobernados con más facilidad. Manco Inca fue nombrado emperador de los incas pero su situación no le agradaba ya que no tenía todos los beneficios y prerrogativas que los anteriores a la llegada de los españoles. Su desagrado se convirtió en una dura rebelión que afectó a todo el Perú.