¡Compartir! (adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({}); 6 minutosDicen que si algo va mal siempre puede ir peor y eso fue lo que le ocurrió a Cortés y sus hombres, si ya tení­an bastantes problemas para sujetar a los caciques y sacerdotes mexicas dentro de la obediencia a Moctezuma, oliéndose a distancia que en cualquier momento saltarí­a la rebelión, a ello se sumaron las noticias que llegaron desde Veracruz de que habí­a atracado una gran flota de 19 buques y más de 1300 soldados. La conquista de México se estaba complicando para los españoles y sus aliados.Narváez enviado por Diego Velázquez llega a VeracruzMoctezuma no avisó a Cortés y en secreto envió emisarios para hablar con los recién llegados ordenando que los pueblos vecinos les acogiesen bien y les diesen de comer, proporcionasen alojamiento y regalasen oro. Pánfilo de Narváez, capitán general de la expedición enviada por Velázquez desde Cuba, le contestó acusando a Cortés de traidor a Castilla y a su rey y que vení­an para detenerle a él y a sus hombres y a enviarlos a Castilla para ser juzgados. Un hilo de esperanza se abrí­a ante el emperador mexica, quizás ese nuevo extranjero le arreglaba la que habí­a liado él solito en Tenochtitlan. Secretamente mantuvo contactos con Narváez tratando de ganárselo mediante regalos y aprovisionamientos e informándole sobre los movimientos de Cortés, y se quiso ganar un punto con éste diciéndole que tení­a noticias de Veracruz de que habí­an llegado más españoles dando a entender que aquello para Cortés era una buena noticia. Este lo disimuló y le dijo que seguramente vení­an a ayudarle. Era un auténtico festival para ver quién mentí­a más.Emisarios de Cortés tratan de negociar con Pánfilo de NarváezSe reprodujeron los contactos entre ambas facciones españolas mediante el enví­o de emisarios. En Tenochtitlán fueron recibidos el padre Guevara y un tal Anaya, pariente de Diego Velázquez, de parte de la flota del gobernador. Estos habí­an quedado sorprendidí­simos de todo lo que vieron por el camino y del acatamiento y buen trato recibido por los nativos y por ello a la vuelta incluso trataron de convencer a Narváez de las bondades de Cortés, a lo que evidentemente aquel respondió con bastante enfado. A Cempoala, donde se encontraba el cuartel de Pánfilo de Narváez, fue enviado el padre de la Merced que tras ser rechazado por el capitán y no querer oirle aprovechó para hacer diversos regalos a diferentes capitanes y a estudiar su opinión sobre como estaba el tema y así­ ir creando divisiones con el fin de que Cortés pudiese aprovecharse de ellas.Tras varias idas y venidas de más emisarios que tan sólo lograron calentar más el asunto Cortés se decidió a ir contra Narváez, para ello juntó a 260 soldados y unos 5000 tlaxcaltecas y marcharon en dirección a Cempoala, en donde se encontraba el cuartel de Narváez, dejando en Tenochtitlán al resto del ejército al mando de Pedro de Alvarado. (adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});Hernán Cortés ataca y vence a Pánfilo de NarváezLlegados a Cempoala vieron claro que debido a que ellos eran 6 veces menos que la tropa de Narváez lo mejor era atacar por sorpresa y por la noche. Se acercaron sigilosamente a los templos en los que se guardaba el enemigo, más refugiado que nunca a causa de la intensa lluvia que caí­a esa noche, y lo primero fue tomar los 16 cañones que apuntaban hacia ellos y luego, gradas arriba, llegar hasta lo alto de las tres pirámides en las que Narváez y sus capitanes se encontraban. La subida a lo alto de las pirámides fue lo más complicado porque luego la lucha duró muy pocos minutos. Narváez fue alcanzado por una estocada que le hirió en un ojo y fue capturado. Tan sólo se sucedieron unos segundos hasta que todo el campo de batalla se enteró de la noticia y la lucha finalizó.Tras esta victoria el ejército de Cortés se vio triplicado en hombres, caballos, armamento y bastimentos. Ofreció a los hombres de Narváez unirse a su causa prometiéndoles oro y grandes glorias a lo que ellos no pudieron resistirse. Aprovechando las naves llegadas a Veracruz enví­o nuevas expediciones hacia Pánuco para conquistar y poblar y a Jamaica para comprar ganado de todo tipo y así­ poblar aquella tierra con animales de granja.Levantamiento mexica en Tenochtitlan y matanza del Templo MayorDurante aquellos dí­as llegaron a Veracruz dos tlaxcaltecas con muy malas noticias y peticiones de ayuda desde Tenochtitlán: los mexicas se habí­an rebelado contra los españoles y Pedro de Alvarado y sus hombres se encontraban sitiados en su palacio. Casi al mismo tiempo llegaron cuatro emisarios de Moctezuma quejándose amargamente de que el susodicho Alvarado sin motivo aparente alguno atacó despiadadamente y por sorpresa a muchos caciques y nobles aztecas que se encontraban celebrando unos ritos tradicionales a sus dioses más importantes. Aunque ciertamente es muy curioso que cuando Moctezuma ordenó atacar a los españoles acantonados en Tenochtitlán habí­a la sospecha o la esperanza de que Cortés hubiese caí­do derrotado por Narváez, pero en el momento de que llegaron noticias de que habí­a sido al revés todos esos ataques finalizaron y los rebeldes mexicas se retiraron.El ejército de Cortés llegó a Tlaxcala en donde se unieron dos mil guerreros tlaxcaltecas y hasta llegar al palacio donde se encontraban Alvarado y sus hombres ningún cacique ni principal mexica salió a recibirles, incluso entrando en la ciudad el silencio y las calles vací­as fueron su único compañero. Esta vez el ejército español ya imponí­a un poco más, con la adhesión de los hombres de Narváez sumaron 1300 soldados, 96 caballos, 80 ballesteros y otros tantos escopeteros, más los 2000 tlaxcaltecas.Llegaron al palacio y lo primero que hizo Cortés fue saber las razones por las que México se habí­a levantado. Alvarado le contó el relato de que los mexicas intentaron quitar la cruz y la imagen de la virgen que habí­an puesto en un templo y que Moctezuma les reprendió por ello pero eso no hizo más que caldear sus ánimos. A ello habrí­a que sumarle las noticias de la posible derrota de Cortés por lo que decidieron acabar con el grupo de españoles que allí­ se habí­an quedado. Según Alvarado un papa y unos caciques mexicanos le habí­an confesado que tras la fiesta en honor de sus dioses les iban a atacar y por ello decidieron adelantarse a los acontecimientos atacándoles durante la celebración de la fiesta, en la noche de San Juan de 1520. Mataron a gran número de jóvenes mexicas, nobles y familiares de importantes personalidades, lo que hizo estallar la rebelión contra los extranjeros y complicar mucho más la conquista del imperio azteca.[menu-insertado tema=’hnmc_indices’ /](adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});