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La Independencia de México

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Actualizado: 28-06-2022
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Independencia de México

La independencia de México fue la culminación de un proceso histórico ocurrido entre los años 1810 y 1821 que llevó a que el virreinato de la Nueva España se separase de España y comenzara su andadura independiente. Si bien estos cambios políticos no tuvieron reflejo en las estructuras políticas, sociales y económicas virreinales que prácticamente se mantuvieron intactas. Hubo un intento de revolución social y política al principio con los movimientos de Miguel Hidalgo y José María Morelos desde 1810 hasta 1815 pero fueron derrotados y no tuvieron mayor trascendencia que el haber iniciado los enfrentamientos y dividir a la población.

Antes de nada aclarar que esta guerra revolucionaria que se iba a desatar no era una guerra de México contra España como la historia oficial trata de imponer sino una guerra entre dos bandos compuestos por los mismos elementos de la sociedad novohispana: españoles, criollos, mestizos e indígenas que lucharon entre sí encarnizadamente. Fue una guerra civil total entre hermanos. Algo muy similar a lo que ocurrió en el resto de independencias hispanoamericanas a lo largo y ancho del continente.

La independencia final no surgió de esas revoluciones populares, sino de un movimiento conservador que ante la caída del absolutismo de Fernando VII en 1820 reaccionó y trató de evitar que los liberales se hicieran con el poder. Estos grupos privilegiados, alta burguesía comercial, nobleza y alto clero, en connivencia con el virrey Juan Ruiz de Apodaca, impusieron al general realista Agustín de Iturbide como comandante de los ejércitos y ejecutaron un plan para lograr la independencia lo antes posible con la idea de evitar que los liberales impusieran su ideario.

Iturbide se reunió con los insurgentes que aún quedaban y mediante el Plan de Iguala cesaron los enfrentamientos y días más tarde ante la llegada del nuevo capitán general enviado desde España por los liberales, Juan de O’Dojonú,  Iturbide se reunió con él y firmaron los Tratados de Córdoba en el que se  ordenaba a los ejércitos realistas el cese de las acciones militares y reconocía la independencia del Imperio mexicano. Finalmente se firmó el Acta de Independencia el 28 de septiembre de 1821 tras la toma pacífica de Ciudad de México por el Ejército Trigarante comandado por Iturbide.

Se puede hablar de tres etapas o fases en este proceso histórico:

1ª etapa de 1810 a 1814-15: En este período en España gobernaba Napoléon Bonaparte a través de su hermano José I. Y en Nueva España se produjeron las revueltas de los curas Hidalgo y Morelos cuyo levantamiento se ejecutó en nombre del rey Fernando VII y para defender a la religión de los liberales franceses. Ambos fueron derrotados, fusilados y sus movimientos disueltos.

2ª etapa de 1814 a 1820: Napoleón es expulsado de España y Fernando VII vuelve al poder e impone de nuevo el absolutismo ilustrado derogando la Constitución liberal de 1812. En Nueva España fue un período de relativa calma con unos pocos ejércitos insurgentes que no ponían en riesgo la estabilidad del virreinato. El virrey Apodaca ofreció el indulto a los insurgentes para que dejasen las armas y muchos se acogieron a él. En 1817 tuvo que enfrentarse a una expedición organizada y encabezada por el militar liberal español Francisco Xavier Mina y el exfraile Servando Teresa de Mier que transportó desde Inglaterra y Estados Unidos 300 voluntarios ingleses y americanos que trataron de relanzar los enfrentamientos pero en poco tiempo fueron vencidos.

3ª etapa 1820- 1821: Alzamiento en España del liberal-masón Rafael de Riego que obliga a Fernando VII a jurar la constitución liberal de 1812. Estos hechos alarman a las oligarquías novohispanas que nunca habían apoyado a los insurgentes y organizan una conspiración para independizarse de España y así no caer en manos de los liberales. Es decir, ahora eran los realistas, los que habían defendido al virreinato, los que conspiraban y exigían la independencia.

Antecedentes de la Independencia de México

Durante el siglo XVIII en el virreinato de la Nueva España se produjo un gran desarrollo económico basado principalmente en la explotación de las minas de oro y plata.  La producción de dichos minerales se triplicó a lo largo del siglo en las regiones de Pachuca,  Fresnillo, Guanajuato, Zacatecas y San Luis de Potosí, convirtiéndose en las más ricas del mundo en este aspecto. Esto favoreció el desarrollo de otras actividades económicas como el comercio y la agricultura y con ella la aparición de una boyante burguesía tanto criolla como peninsular.

Los criollos ricos, si bien en el aspecto económico se podían sentir cómodos, no lo estaban en el ámbito político, en el que deseaban tener una mayor cuota de poder político en la gobernación del virreinato, quejándose amargamente de que solo los peninsulares tenían acceso a los grandes cargos políticos del virreinato aunque no podemos olvidar que los criollos tenían prácticamente todo el poder a nivel municipal. En los cabildos eran los que gobernaban y mandaban.

En estos círculos de la burguesía criolla tomaron fuerza las logias masónicas importadas desde Europa por masones españoles. La primera logia masónica de México fue fundada en 1806 por el español Enrique Mugi. Otras logias fundadas en los años posteriores fueron las de la Conjuración de Querétaro 1, Conjuración de Querétaro 2,  la logia Reunión Literaria Queretana, la logia Ilustración Mexicana, la logia Querétaro y Patria, la logia Apatista Mexicana y otras más. Todos estos “clubs privados” se reunían en secreto y discutían la forma de lanzar la revolución política y derrocar el sistema político vigente en la Nueva España. Además también emitían escritos y panfletos de carácter político que hacían circular entre los novoshispanos buscando apoyos y difundir su ideología liberal por la sociedad. Pero hay que dejar claro que solo se hablaba de revolución política, no de independencia.

El Virrey de la Nueva España José de Iturrigaray
El Virrey de la Nueva España José de Iturrigaray

La caída de la corona española ante Napoleón y la soberanía

En ayuda de estos revolucionarios vino la caída de la corona española en manos francesas en 1808 que llenó de inseguridad e incertidumbre todos los estamentos del virreinato. Ante la falta de rey o no aceptación del propuesto por Napoleón ¿Cómo debía conducirse el virreinato? ¿en dónde estaba ahora la soberanía? El virrey José de Iturrigaray se reunió con la Real Audiencia de México el 15 de julio y llegaron a la conclusión de que nada había cambiado. Que la soberanía seguía depositada en el prisionero rey Fernando VII y que las instituciones y la estructura social y política del virreinato seguían igual. Pero no pensaban así los criollos del Ayuntamiento de México, reunido el 19 de julio, que se apoyaban en la vieja Ley de las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio. Estas dejaban bien claro que si el rey desaparecía o se encontraba impedido para ejercer su gobierno se producía una retroversión de la soberanía en el pueblo y éste quedaba habilitado para reunirse en Juntas para administrar y gobernar en ausencia de dicho rey.

Por ello, y basándose en estos preceptos, el Ayuntamiento de México propuso al virrey Iturrigaray la creación de una junta de gobierno en nombre del rey Fernando VII. El virrey estuvo de acuerdo, quizás pensando más en conservar el cargo, y convocó una junta el 9 de agosto de 1808 a la que asistieron representantes de todos los estamentos importantes de la sociedad novohispana. La Real Audiencia de México se mostró contraria a esta convocatoria ya que pensaban que ya existía la Junta Suprema de Sevilla pero aún así asistieron. Este fue el primer intento real de independizar la Nueva España de la metrópoli, pero no por odio o por supuestas injusticias, sino para mantener la gobernabilidad y estabilidad del territorio ante la incertidumbre que había con lo que ocurría en la metrópoli.

Aún así, había aparecido una brecha en la sociedad novohispana que se iría ampliando con el paso del tiempo. Por un lado el Ayuntamiento que pedía que se gobernase desde la Junta de México y por el otro lado la Real Audiencia que no quería dicha Junta y que deseaba que todo siguiese como estaba y gobernar bajo la Junta Suprema de Sevilla, algo que sonaba más a mantenerse en el cargo ellos mismos que a necesidad o idoneidad política.

Golpe de estado contra el virrey Iturrigaray

La situación cada vez era más inestable. Por ello la Real Audiencia actuó rápidamente; el 15 de septiembre de 1808 envió 300 soldados a tomar el palacio virreinal y deponer al virrey Iturrigaray y poner a uno nuevo: Pedro de Garibay. La Junta de Sevilla fue informada del hecho y procedió a reconocer al nuevo gobierno virreinal. La Nueva España ya no tendría una junta. Todo seguiría igual pero en vez de Iturrigaray sería Garibay el virrey. Éste sería sustituido a los pocos meses por un nuevo virrey enviado por la Junta de Sevilla: Francisco Javier de Lizana y Beaumont.

Pero este estado de cosas no contentó a todos y las intrigas y conjuras siguieron produciéndose. En la ciudad de Valladolid (actual Morelia) se organizó un levantamiento que tendría lugar el 21 de diciembre de 1809, para imponer una junta soberana pero dichas intenciones fueron descubiertas y sus organizadores encarcelados.

La Conspiración de Querétaro 1810
La Conspiración de Querétaro 1810

Conspiración de Querétaro y el cura Hidalgo

La situación en España no hacía más que empeorar y la convocatoria de las Cortes de Cádiz no iba a resolver nada para los reinos americanos. Las conspiraciones y reuniones clandestinas seguían produciéndose en Nueva España y no fue hasta el 16 de septiembre de 1810 en que se lanzó la conspiración de Querétaro, organizada y ejecutada por masones como Ignacio Allende, Juan Aldama y Miguel Domínguez. Estos supieron que la conspiración, que estaba planeada iniciarla el 1 de octubre de 1810 en San Juan de los Lagos (Jalisco),  había sido descubierta y decidieron adelantar los acontecimientos. Los conspiradores sabían que la iglesia estaba muy aceptada popularmente y que un levantamiento sin contar con ella sería rechazado por el pueblo, por lo que utilizaron como lanzador de la revolución al cura Miguel Hidalgo y Costilla, que tenía gran predicamento entre los indígenas y fácilmente le seguirían. Y así fue.

Los hechos que se conocen como el Grito de Dolores tuvieron lugar en la ciudad homónima. El cura Hidalgo en la misa del domingo del 16 de septiembre de 1810, considerado actualmente como el Día de la Independencia de México,  arengó a los feligreses a armarse con lo que pudieran y a luchar contra el virreinato, supuestamente vendido a los franceses por la ocupación de estos de España. El contenido del supuesto grito no está claro y según la época y el historiador se da un texto u otro. Lo que es claro es que Hidalgo se levantó contra los gobernantes impuestos en la península por Napoleón y en honor de Fernando VII y de la virgen de Guadalupe, es decir, llamó a luchar contra los franceses liberales y a defender la religión,  se supone que nada menciona de una independencia mexicana.

Hidalgo de forma improvisada y sin ningún tipo de organización reclutó a cerca de 50000 personas malamente armadas para marchar sobre Ciudad de México. Con el estandarte de la virgen de Guadalupe como bandera, asaltó y tomó la ciudad de Guanajuato en donde realizó una encarnizada matanza de españoles, confiscó sus bienes y abolió el tributo indígena para atraerse a más soldadesca. Su campaña duró unos cuantos meses en los que esta tropa cometió numerosos desmanes y violencia gratuita que fueron criticadas incluso por compañeros de insurgencia. La aventura del cura Hidalgo terminó el 17 de enero de 1811 en el Puente de Calderón donde fue derrotado por los realistas, apresado y ejecutado por alta traición.

Morelos y el decreto constitucional

Al levantamiento se unió otro sacerdote llamado José María Morelos que se ocupó de la zona del sur de la Nueva España y que tenía como objetivo principal la toma del puerto de Acapulco.  Morelos sí trató de hacer mejor las cosas y logró crear un ejército de más calidad que el de Hidalgo, bien organizado, correctamente abastecido y con soldados de verdad. En noviembre de 1812 lograron ocupar Oaxaca en donde el general Ignacio López Rayón redactó los Elementos Constitucionales, siendo este el primer proyecto de constitución para la futura nación mexicana y en el que se basarían posteriores documentos.

En  junio de 1813 Morelos emitió un decreto constitucional en el Congreso de Anahuac en el que se declaraba la independencia, la soberanía popular, se abolían las castas, el tributo indio y la esclavitud. Morelos fue nombrado generalísimo de las fuerzas insurgentes. Tras varias batallas victoriosas su éxito empezó a decaer hasta ser hecho prisionero en la batalla de Temalaca, enjuiciado en Ciudad de México y llevado a San Cristóbal Ecatepec en donde fue ejecutado en 1815.

Retrato de Fernando el Católico por Francisco de Goya
Retrato de Fernando VII por Francisco de Goya

Fernando VII regresa al poder en 1814

El 15 de junio de 1814 llegaron noticias a México de que Fernando VII había vuelto al poder derogando la Constitución de 1812 por lo que el absolutismo retornaba al poder y ya no había posibilidad de cambios políticos. Pero los insurgentes decidieron seguir con la lucha adelante a pesar de que esta tras la muerte de Morelos perdió bastante fuelle y quedó dividida en numerosos grupos insurgentes que hacían la guerra cada uno por su lado. Además el virrey Juan de Apodaca tuvo bastante éxito con la política de capitulaciones e indultos que ofreció a numerosos insurgentes y que estos aceptaron.

Desde el exterior se vio con preocupación este declive del bando insurgente y se pusieron manos a la obra. Un exfraile llamado Servando Teresa de Mier que había sido expulsado de Nueva España y exiliado en la Península por decir que el cristianismo ya existía en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles y que Quetzalcóatl en realidad fue el apóstol Santo Tomás que predicó el evangelio, allá por el siglo IV, en tierras mesoamericanas.

El fraile en su estancia en Europa entró en ambientes liberal-masónicos y en Londres conoció al militar español Francisco Xavier Mina, también masón, y con financiación no se sabe muy bien de quién organizaron una expedición de apoyo a los insurgentes que partió de Londres, hizo escala en Nueva York y Filadelfia recogiendo más hombres y pertrechos y desembarcaron en Soto la Marina, Tamaulipas, el 15 de abril de 1817. Los 400 hombres de la expedición se unieron a los insurgentes en su lucha por la revolución político-social pero fueron rápidamente derrotados y Mina fusilado el 11 de noviembre.

Ya solo quedaban varios ejércitos insurgentes activos con Vicente Guerrero como el más importante y que ya había rechazado varias ofertas de indulto por parte de Apodaca. La insurgencia estaba prácticamente vencida en 1819.

Restauración liberal en 1820 y la Conspiración de la Profesa

Pero en 1820 todo cambió radicalmente. Llegó a México la noticia de la revolución liberal de 1820 del general Rafael de Riego por la cual se reestablece la constitución de Cádiz anulando el absolutismo fernandino. El virrey Apodaca recibió las órdenes para organizar la Jura de la Constitución entre los altos cargos virreinales. Esto enfureció a la iglesia y la aristocracia novohispana por la pérdida de privilegios que ello suponía para ellos. Reaccionaron rápidamente mediante la Conspiración de la Profesa, si bien algunos historiadores niegan que dicha conspiración existiese, y atrajeron al general Agustín de Iturbide a su bando ofreciéndole su plan que no era otro que declarar unilateralmente la independencia para evitar que la constitución fuera impuesta.

Agustín de Iturbide y el Plan de Iguala

Iturbide marchó con sus tropas hacia el sur para ofrecer un pacto al general Vicente Guerrero que, tras rechazar la propuesta inicialmente y producirse algunas batallas, terminó aceptando y sellaron la paz y la unión en el Abrazo de Acatempan. Ambos jefes militares firmaron el Plan de Iguala que proclamaba la independencia de La Nueva España respecto de la España liberal, si bien se ofrecía a Fernando VII la posibilidad de ser rey de México o que lo fuera cualquier infante de España, se defendía la religión católica y a su iglesia, se establecía la igualdad entre todos los ciudadanos y se hacía una llamada a la unidad y la paz después.

Pero Apodaca de repente cambió de opinión y junto al Ayuntamiento de México declaró su fidelidad a la constitución y al rey Fernando VII por lo que Iturbide y su Plan de Iguala fueron puestos fuera de la ley. Rápidamente formó un ejército para ir a combatir al Ejército Trigarante formado recientemente por Iturbide y Guerrero, reavivándose el fuego de la guerra y produciéndose numerosas batallas y escaramuzas que no finalizaron hasta el 19 de agosto de 1821 en que terminó la última batalla de la guerra, la de Azcapotzalco.

Tratado de Córdoba

El 3 de agosto de 1821 llegó a San Juan de Ulúa enviado por el gobierno español el general Juan O’Donojú como nuevo capitán general (el cargo de virrey desapareció con la constitución liberal) de México. Una de sus primeras medidas fue el cese de las hostilidades por parte de los realistas y solicitar una entrevista con Agustín de Iturbide. Se reunieron en la villa de Córdoba en donde el 24 de agosto firmaron el Tratado de Córdoba en el que se reconocía la soberanía e independencia del Imperio Mexicano.

Entrada de Iturbide a Ciudad de México a la cabeza del Ejército Trigarante
Entrada de Iturbide a Ciudad de México a la cabeza del Ejército Trigarante

El ejército Trigarante entra en Ciudad de México

Finalmente el 27 de septiembre de 1821 el Ejército trigarante entra en Ciudad de México y se consuma la independencia. Al día siguiente la Junta Provisional Gubernativa inició su primera sesión en donde 38 miembros juraron el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. Por la noche se firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Independencia que no fue reconocida por el gobierno español hasta el año 1836.



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