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Decreto de Guerra a muerte de Simón Bolívar

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Actualizado: 02-08-2017
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Bolívar firma el Decreto de Guerra a Muerte
Bolívar firma el Decreto de Guerra a Muerte

El Decreto de Guerra a Muerte creado y aprobado el 15 de junio de 1813 por Simón Bolívar fue un terrible documento en el que se sentenciaba a muerte a todos los españoles que se encontrasen en territorio ocupado por los insurgentes y que no colaborasen activamente con estos, ni siquiera la indiferencia se aceptaba. Esto significaba que también niños, mujeres, hombres, enfermos, heridos serían ejecutados si no se manifestaban abiertamente en favor de Bolívar. Todo esto tenía lugar en el marco de las guerras civiles hispanoamericanas que llevaron a la balcanización del continente y las independencias de muchos de los antiguos territorios españoles en América.

Es interesante observar como a Bolívar no le interesaban los bandos enfrentados, en su decreto perdona a los nacidos en América que luchen junto a los españoles. A estos no les afecta este documento. Es decir, a un realista nacido en América no le pasaba nada, pero si era peninsular o isleño (canario) se le ejecutaba automáticamente.  Lo que contradice la excusa principal de estas decisiones: las supuestas matanzas del militar realista Monteverde en sus campañas militares. Si realmente hubiera sido así esa condena a muerte inmediata también habría afectado a los colaboradores americanos de los realistas, americanos que, precisamente, eran mayoría en los ejércitos que mantenían la fidelidad a la corona española. Quizás por eso lo hizo, si ejecutaba también a estos la región quedaría más devastada de lo que finalmente quedó.

Las barbaridades que bajo dicho decreto se cometieron, independientemente de ajustes de cuentas, viejas rencillas y venganzas varias que tuvieran lugar bajo este macabro paraguas, incluyen el asesinato de cerca de 1000 indefensos prisioneros españoles en Caracas en febrero de 1814 y la masacre indiscriminada en el hospital de La Guaira de otros 1000 enfermos y heridos en las mismas fechas. Estas masacres se extendieron durante 4 días en los que el gobernador de Caracas, el bolivariano Juan Bautista de Arismendi, para ahorrar municiones ordenó que las ejecuciones se realizaran con sables, machetes y palos y que fueran rematados con grandes piedras contra sus cabezas.

A Simón Bolívar se le homenajea en España con estas estatuas, debe de ser el único país del mundo que homenajea a su propio genocida:

Este es el texto que aprueba este genocidio de españoles:

“Simón Bolívar, Brigadier de la Unión, General en Jefe del Ejército del Norte, Libertador de Venezuela.

A sus conciudadanos Venezolanos:

Un ejército de hermanos, enviado por el Soberano Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y ya lo tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los opresores de las Provincias de Mérida y Trujillo.

Nosotros somos enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos y establecer los gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela. Los Estados que cubren nuestras armas están regidos nuevamente por sus antiguas constituciones y magistrados, gozando plenamente de su libertad e independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper las cadenas de la servidumbre que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin pretender dar leyes ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría autorizar

Tocados de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y en fin han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así, pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignominia y mostrar a las naciones del universo que no se ofende impunemente a los hijos de América.

A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna, aún, a abrirles por última vez una vía a la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir entre nosotros pacíficamente, si detestando sus crímenes y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de la España y al restablecimiento de la República de Venezuela.

Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la patria, y por consecuencia será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela y se unan a nosotros; en una palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado serán reputados y tratados como americanos.

Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de la senda de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables y que sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de Americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo de vuestros hermanos.

Esta amnistía se extiende hasta los mismos traidores que más recientemente hayan cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida que ninguna razón, causa o pretexto será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y extraordinarios que sean los motivos que nos deis para excitar nuestra animadversión.

Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.

Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813. Simón Bolívar.”

 

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