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En búsqueda de tierra firme

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Actualizado: 17-10-2018
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cubayJamaica

Nos encontramos a 24 de abril de 1494, la situación en la isla Española es tranquila, los colonos españoles han avanzado por su interior y descubierto indicios de la existencia de oro en abundancia. El asentamiento de la Isabela va desarrollándose y los grandes problemas iniciales más o menos van superándose. Cristóbal Colón crea el primer cabildo encabezado por su hermano Diego  Colón y como ayudantes del mismo al padre Buyl y a Pedro Hernández Coronel.

Pero saben que donde se encuentran es una isla y Colón no quiere islas, quiere llegar al continente asiático. Continúa con esta obsesión a pesar de la evidencia de que todo lo que iban viendo no tení­a nada que ver con las descripciones del oriente de Marco Polo en sus cuentos.

Colón parte de la Isabela y llega a Cuba

Dicho dí­a partieron de La Isabela tres carabelas con noventa y seis expedicionarios en dirección nordeste en busca de ese continente. Cinco dí­as después se encontraban ya en Cuba, en una gran bahía a la que llamó Puerto Grande, actual Guantánamo, en donde se abastecieron de agua y de pescado ofrecido por los propios nativos que les creí­an hombres enviados por el cielo a los que habí­a que agasajar y venerar. En Guantánamo preguntaron a los indí­genas si por esa zona habí­a oro y les dijeron que allí­ no, pero que navegando cinco dí­as al sur habí­a una isla llamada Lamahich (Jamaica) en donde podrían encontrarlo.

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Descubrimiento de Jamaica

Continuaron hasta el cabo de la Cruz, en donde pusieron rumbo sur hacia Lamahich, a donde llegaron tras una triste travesí­a llena de dificultades. Allí­ le esperaba una comitiva no muy amistosa. Se produjeron varios enfrentamientos con el resultado de unos veinte indios muertos. Al día siguiente estos belicosos indí­genas se rindieron y ofrecieron alimentos y regalos a los visitantes, que respondieron con otros regalos. Se les preguntó si habí­a oro en esa isla y respondieron que no. Aquí­ todos se pasaban la pelota, pero oro no habí­a en casi ningún sitio.

Tras cuatro días de descanso en tierras jamaicanas retomaron la búsqueda de Tierra Firme y recorridas varias leguas por costa jamaicana y viendo que el paisaje era siempre el mismo decidieron volver a Cuba para seguir navegando por su costa sur. Una vez allí­ se dieron de bruces con un número interminable de pequeñas islas, conjunto al que el Almirante puso el nombre de Jardí­n de la Reina. La navegación se hizo especialmente peligrosa debido a que en muchas zonas la profundidad del agua era mí­nima y las carabelas tocaban con su quilla.

Así­ anduvieron durante varias semanas hasta llegar a la isla de San Juan Evangelista, actual isla de Pinos, en donde repusieron agua y el almirante decidió que si no habí­an encontrado la forma de dar la vuelta a Cuba era porque era tierra firme. Hizo firmar un documento a sus tripulantes en el que se afirmaba dicho extremo y dieron media vuelta para regresar a la Isabela.

Eclipse en la Isla Saona

En el viaje de vuelta contornearon Jamaica y pasaron a la isla Española por el sur llegando hasta la Isla Saona, donde debido al mal tiempo tuvieron que estar varios dí­as atracados. Aquí­ Colón observó un eclipse de luna que ya tení­a previsto pero dedujo, gracias a su cálculos, que ocurrió cinco horas y veintitrés minutos antes de lo que estaba previsto en Cádiz, lo que venía a ser la diferencia horaria entre ambos puntos geográficos.

Pasaron a Puerto Rico, donde según Hernando Colón querí­an explorar las islas caribes pero al caer Colón gravemente enfermo decidieron volver lo antes posible a La Isabela. A donde llegaron el 29 de septiembre, cinco meses después de su partida.

Allí se encontró a su hermano Bartolomé, a quien no habí­a visto en cinco o seis años, y que acababa de llegar al mando de tres carabelas, pero también se encontró con graves problemas de indisciplina de algunos soldados y un enfrentamiento abierto con casi todos los caciques de la región. Un caos absoluto a solo un año de su colonización.



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3 thoughts on “En búsqueda de tierra firme

  1. ¡Qué tiempos aquellos, en los que aíºn habí­a algo por descubrir!

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  2. Bueno, no pierdas la esperanza. Date un rulo por las casas reales que quedan en Europa y pí­deles financiación para montar tres naves espaciales e ir a descubrir otros planetas. ¡¡A lo mejor tienes suerte!! 😀

    Saludos

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